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Redimido

(Sin fecha por que lo republico a cada rato para mantenerlo como encabezado de este blog)  Me arrancaste la soledad, me arrancaste el vacío y le diste vida a mis sueños perdidos. Con tu luz cubriste mi penumbra y arrancaste mi nombre de la tumba. - - - - - - -  Nota añadida: "Mariale" contiene básicamente la transición de una vida en decadencia y demencia (A de Alejandra), a una vida de luz, renovada, restaurada, redimida (Mariale). Más que un retrato de mi misma, es un tenue destello de la obra misericordiosa y piadosa de Dios en mi. Es Cristo. Es Él, a pesar de mi.  "Mi viejo nombre ya no puede comunicar lo que soy"

¡Recuerda!

Alma mía, alma mía, en el Señor aguarda. Aguarda paciente, sin perder la calma. Reposa, alma mía, reposa en sus alas. Mi Dios te sostiene, mi Dios te contiene. Tranquila, alma mía, suelta las cargas. Alma, alma, mar tenso, mar en calma. Alma perversa, alma dispersa. Alma, ¡Recuerda! ¡Recuerda! ¡Recuerda! Alma mía, aguarda. Alma mía, eleva la mirada, busca en el cielo, busca en lo eterno, tan solo clama. Alma mía, eleva al Señor tu mirada. Alma cansada, reposa tranquila en su palma; su mano compasiva y firme nos sostiene y nos guarda. Alma caótica, alma cargada, entregarle a Dios nuestras cargas. Recuerda, alma mía, cada mañana y haz memoria temprano en la mañana. Alma mía, no desfallezcas; alma, que no te gane la tristeza. Alma mía, ¡recuerda! Alma mía, respira.   Inhala su aliento de vida.   Recibe su soplo, inhala, respira tranquila. Alma afanada, agobiada, no se turbe tu mirada. Recuerda, mi alma, haz memoria de lo eterno, de sus misericordias.   Recuerd...

Faro en las penumbras

  Que sea tu palabra mi alimento, mi aliento de cada día. Que sea tu palabra ancla firme, ancla robusta en las profundidades de la vida. Que sea tu palabra mi luz y mi guía, faro que alumbra en medio de las penumbras que acechan mi vida. Faro que ilumina las penumbras profundas de esta alma mía. Que tu palabra sea consuelo de vida, esperanza en medio de toda agonía. Que sea tu palabra ancla de vida, aliento y alimento para mi alma abatida. Anclame Señor, anclame la vida. Reconcíliame Señor con  la paz y la alegría. Arrebátame Señor de las garras mortales de esta mente suicida. Son estas mis súplicas de vida.